PaulZN

¡CHAPEAU A LA ECONOMÍA NARANJA! Y LATRANSFORMACIÓN CREATIVA-CULTURAL

Iniciemos con un término muy francés, pero que describe plenamente a la ECONOMÍA NARANJA, en este caso personalmente realizó un chapeau (acción de sacarse el sombrero), a todos los involucrados en la generación de economías en base a la tecnología, la creatividad, las artes y todas las actividades que nacen de lo que podríamos considerar “intangibles”.

Con todo los acontecido en los últimos 16 meses y ya que continuamos con el remezón estremecedor debido al escenario sanitario y de salubridad que enfrentamos a escala global, sin duda, uno de los sectores que ha sentido este impacto es todo lo relacionado al área cultural, en donde la mayoría de sus actores han visto en la tecnología un vínculo para poder mantenerse presentes en la retina de cada uno de sus seguidores, como muestra tenemos que a partir del mes de abril, a todos nos llegan varias invitaciones a “videoconciertos”, “videopresentaciones”, monólogos y diversas actividades que hoy podemos disfrutarlas en la comodidad de cada uno de nuestros hogares.

Pero, ahora es necesario plantearnos como enfrentará y se proyectará cada gestor cultural de cara a la nueva realidad en la que nos vemos envueltos, ya que debemos ser conscientes que lo que estamos viviendo ahora, vino para quedarse por un largo tiempo, volver a lo que antes considerábamos habitual, ahora ya no es “normal”, pero el área cultural siempre se ha caracterizado por su alta resiliencia a soportar embates, a pesar de estar en un país en el que aún nos queda mucho por explorar y explotar culturalmente, tomando en cuenta que por nuestras raíces y costumbres somos un pueblo que posee un gran bagaje cultural que podemos mostrar al mundo.

El 2021 se muestra como un año de transición general, por citar un ejemplo, la UNESCO en uno de sus informes refleja que Ecuador a pesar de su potencia y capacidad transformadora, la respuesta “institucional” frente a la emergencia (fondos, becas, etc.) no ha logrado ser suficiente en tiempos de crisis. La paradoja más grande ha sido que, mientras el confinamiento incentivó fuertemente el consumo cultural (digital y gratuito de libros, música, danza, teatro, etc.), varios profesionales que son parte activa del quehacer cultural cayeron en precariedad; incluso las industrias culturales más clásicas como —el cine y la literatura— se vieron gravemente afectadas entrando en crisis, a pesar de ser consideradas áreas sólidas del sistema cultural a escala global; aunque debemos reconocer y ser conscientes que ningún país del planeta realmente pudo estar preparado para lo que hoy enfrentamos.

Entrando en materia, desde el 2001 nace una propuesta para el crecimiento económico basada en la creatividad, esta es la “Economía Naranja”, en la región vemos que hay países que de alguna manera han tratado de realizar esfuerzos en torno a este concepto, que se basa en el reconocimiento de todas las actividades que nacen y parten del principio de dar su verdadero valor a la propiedad intelectual.

Para tener un poco más de conocimiento de nuestra realidad, tuvimos una agradable entrevista a María Augusta Iturralde (del grupo Komité Consultores), una gestora cultural que apoyó y generó varios proyectos para el reconocimiento de las artes en nuestro país, y una impulsora de todo lo relacionado al Banco del Tiempo (https://www.bdt.ec/), quien nos indicó que en la última década se ha dado un gran interés y ha crecido la profesionalización por parte de los gestores culturales, además que en nuestro país estos mismos gestores han tratado de tener un reconocimiento real ante el Estado, todo esto porque uno de los objetivos que persiguen, es que cada área de la industria naranja posea un respaldo y amparo a su trabajo, sobre todo la protección al desarrollo intelectual que interviene en absolutamente todo lo que generan los participantes culturales.

En torno a este tema y sin tomar en cuenta el año atípico que estamos finalizando, nuestra entrevistada siente que “la cultura ha tenido un retroceso en el poco reconocimiento que se alcanzó en su momento, puesto que hoy la cultura y todas las industrias en torno a la cultura ha caído en una ambiguo limbo de generalidad”; tomando en cuenta lo mencionado anteriormente,  “lo ideal sería que nosotros como país tengamos respaldos legales para cada una de las industrias que están dentro de lo que se conoce como economía naranja, realmente estén protegidas al momento de realizar sus creaciones, las cuales son fruto de la creatividad pura; más con tristeza podemos ver que los gestores culturales quienes se han preocupado por ser más profesionales, por ser más creativos y que mediante su trabajo también generan recursos, hoy están algo a la deriva”.

El planteamiento y el reto que realmente tenemos es, entender que la creatividad es base y materia prima, en donde “pasamos de las actividades e industrias que realizan su trabajo de una manera única y exclusivamente por medio de la mano de obra, a resaltar que el capital más valioso que poseemos es la capacidad creadora intrínseca que posee el ser humano”; por la recopilación de experiencias de María Augusta (quien hoy radica en Madrid), haciendo un pequeño balance de cómo se vive la cultura, nos comenta que “en España se ha generado un híbrido de modelos de negocios, en varios países se encuentra como se han integrado el mundo cultural, con el mundo empresarial y hasta con la industria; pero aterrizando más a nuestra realidad, en nuestro entorno si tenemos a personas que están intentando realizar esta vinculación de cultura y negocios, lastimosamente hasta el momento no se ha logrado mayores avances, en donde el verdadero desafío que tenemos es el de entender que es necesario trabajar en articular e integrar tradiciones, usos y costumbres antiguos, con elementos nuevos, con un mayor valor agregado, además de hacer que estos sean de acceso público”, para que realmente se logre nutrir a la población de la historia mediante la cultura.

Bajo las circunstancias que hemos vivido hasta el momento, añadido a la experiencia estremecedora que nos ha sacudido en este 2020, María Augusta nos dice que “todo lo relacionado a la cultura puede migrar a un generar un “hibrido” de las actividades que antes se realizaban y las disfrutábamos únicamente en vivo, si tomamos lo que ha sucedido durante todos estos meses, se ha visto un amalgamamiento de lo tradicional con lo digital y tecnológico; lo que debería llevarnos a damos cuenta, que durante este año más del 80% de actividades culturales se hacen mediante streaming; inclusive conciertos, congresos, etc. se han visto en la necesidad de tener presencia en internet, obligando a adaptarnos a esta nueva realidad que llegó para transformarnos. Pero esto también nos deja una gran enseñanza, puesto que a corto, mediano y largo plazo, absolutamente todas las actividades se interrelacionarán, haciéndolas a nivel presencial e íntimamente ligadas a los desarrollos tecnológicos, ya que esta se convirtió en parte de nuestro día a día”, resaltando que “además de todo lo que hemos experimentado individualmente, esta experiencia nos debe también permitir cambiar el chip de la competencia, en donde debemos realmente empezar a vivir en colaboración”, la cual también debe tener un justo reconocimiento, ya que esto también se vuelve parte de la nueva etapa en la cultura, en donde la humanidad debe aprender a vivir más desde una manera y perspectiva creativa colaborativa.

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